Entre mis manos el desvelo y su perfume. Su corazon abierto y cataratas de placas que envuelven mi ombligo a la par que la sangre se une a la de mis venas.
Adelante y atras, todos reian
- hay que mirar al otro lado.
Dibujo un castillo pero en el no vivian en Argentina , porque en Argentina no hay reyes, por ende no hay castillos (logica aplicada por una nena de 5 años camino a su ciudad)
Ahi escaparon mientras cruzaban y saltaban arcoiris de olores. A la par, su interior se volvio mas rojo , mas puro , teñidos de rojo, siendo la nitida verdad , el principio de la nada, y el fin del comunismo.
Dejo su perfume en mi almohada, en mis manos ... en mi cerebro ... y yo de nuevo, desgrasiada.
