Horóscopo Mongol (Introducción)

La idea de un Horóscopo Mongol fue tomada de la publicación El Aleph,
núm. 4, nov. 1997, Librería Wurbs, San Miguel.

El Horóscopo Viejo por todos conocido (de 12 signos zodiacales, cada uno con su relativa constelación de estrellas) es estimado por intelectuales de la talla de Sonia Lärsen, Horangel, Lilly Süllös y Blanca Curi. Por otro lado, el Horóscopo Chino tiene entre sus adeptos a Ludovica Squirru, quien nada tiene que envidiar a los susodichos si de sensatez y lucidez se trata. El Horóscopo Mongol ha tomado sus arquetipos de las especies de la colorida fauna del desierto de Gobi, e infunde un mensaje de esperanza, bondad y confraternidad. A pesar de lo que pueda pensarse, sus orígenes no se pierden en el pasado, ni en antiguos conocimientos ocultos de Oriente: este oráculo fue inventado en 1998 por Søren Odinnsen, un carpintero finlandés, en los intervalos en los que no se abocaba a una vehemente corroboración del teorema de Fermat –tarea en la que fracasó definitivamente al cabo de 46 años–. (1)

Aquí presentaremos, durante varias entregas, las predicciones de este nuevo sistema, obtenidas a partir de engorrosos cálculos matemáticos, para 10 de sus 916 signos. Acerca del margen de error de estos enunciados, hay que tener en cuenta que poco era lo que Søren conocía sobre la aburrida y escasa –por no decir inexistente– fauna del desierto de Gobi, y nada sobre el método hipotético-deductivo (tan apreciado por esos racionalistas de siempre). Puede decirse que una sólida ignorancia fue lo que le permitió tan original visión del universo.

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(1). Habrá de decirse –una pizca de seriedad científica no viene mal– que “el último teorema de Fermat” fue demostrado en 1995 por el matemático inglés Andrew Wiles. Hay discusión al respecto.